Nel corso della storia le donne hanno lavorato instancabilmente per la pace. Basta infatti guardare indietro di un secolo per trovare numerosi esempi di mobilitazioni di massa al femminile a questo scopo. Per questo motivo, in occasione della Giornata internazionale delle donne per la pace e il disarmo, che si celebra il 24 maggio, daremo un breve sguardo storico al contributo delle donne ai movimenti per la pace negli ultimi 100 anni.
Come riportato dall’Organizzazione per la Cooperazione e lo Sviluppo Economico (OCSE), se torniamo indietro alla Prima Guerra Mondiale, troviamo quasi 1.200 donne, provenienti sia dai Paesi in conflitto che da quelli neutrali, che si sono riunite per protestare contro la guerra. Alla fine formarono la Lega Internazionale delle Donne per la Pace e la Libertà (WILPF), un’organizzazione che è attiva ancora oggi e lavora a livello internazionale su questioni che vanno dal disarmo nucleare ai diritti umani.
Più tardi, durante la Guerra Fredda, altri movimenti hanno fatto pressione contro lo stoccaggio e il possibile uso di armi nucleari. Come riporta l’OCSE, ne è prova ad esempio la creazione del gruppo European Women Against Nuclear Armament (Donne europee contro l’armamento nucleare), formatosi intorno al 1960, che organizzò una conferenza a Brunate (Lombardia) sul ruolo attivo delle donne durante l’era atomica.
Negli anni ’80 il movimento pacifista femminile si è diffuso in Europa, Stati Uniti, Canada e Australia. L’OCSE spiega che i campi di pace delle donne, sul modello dell’esperienza di Greenham, si sono tenuti in almeno 11 Paesi. Questi movimenti per la pace hanno avuto una forte presenza anche nella Repubblica Democratica Tedesca e hanno contribuito alla caduta del Muro di Berlino.

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Fu proprio il campo pacifista Greenham Common Women’s Peace Camp, insieme ad altri gruppi simili, a decidere nel 1982 che era giunto il momento di sottolineare il lavoro che questa parte della popolazione aveva fatto e stava facendo per raggiungere la pace. A tal fine istituirono il 24 maggio come Giornata internazionale delle donne per la pace e il disarmo. In questo modo, intendevano in gran parte rendere omaggio alle loro antesignane che avevano lavorato instancabilmente per la pace.
Le richieste di queste difensore non sono cambiate molto dalla formazione della WILPF. Nel suo manifesto del 24 maggio 2021, l’associazione ha sottolineato gli effetti devastanti della violenza armata: «Le armi convenzionali e le loro munizioni non solo uccidono: mettono a rischio vite e case, erodono la coesione delle comunità e perpetuano avidità, corruzione, povertà e insicurezza».
Inoltre, ha denunciato la priorità data dai governi alla violenza armata a scapito della sicurezza umana: «Facendosi scudo dell’idea errata che la pace si ottiene proteggendoci con le armi, investono quasi tremila miliardi di dollari all’anno nel loro sviluppo e circa 200 miliardi di dollari nel commercio globale di armi». In risposta, ha invitato gli stessi governi ad agire «con urgenza per affrontare le terribili conseguenze delle armi sulle vite umane e sulla sicurezza umana, e a lavorare per un futuro di pace, uguaglianza e giustizia per tutti».
Oltre alla WILPF, oggi esistono innumerevoli esempi di organizzazioni femminili a livello regionale, nazionale e internazionale che si occupano di costruzione della pace e disarmo. E ce n’è ancora bisogno. Come spiega l’Istituto nazionale messicano delle donne, questa giornata è fondamentale per sensibilizzare «sull’importanza della smilitarizzazione della società, sulla situazione delle donne nei conflitti armati, sugli sforzi che compiono per costruire una cultura di pace e per chiedere agli Stati di sostenere e rafforzare le iniziative sviluppate dalle donne a favore dei diritti umani».

Le delegate americane alla Conferenza di pace dell’Aia nel 1915. Foto: Biblioteca del Congresso (pubblico dominio)
Mujeres y paz: una alianza indivisible
El 24 de mayo se celebra el Día Internacional de la Mujer por la Paz y el Desarme, una fecha escogida hace ya cuatro décadas para conmemorar el trabajo de las mujeres en favor de la Cultura de la Paz
A lo largo de la historia, las mujeres han trabajado incansablemente por la Paz. De hecho, basta con echar la vista atrás un siglo para encontrar numerosos ejemplos de movilizaciones masivas de mujeres con este fin. Por eso, con motivo del Día Internacional de la Mujer por la Paz y el Desarme, celebrado este 24 de mayo, haremos un breve recorrido histórico de la contribución de las mujeres a los movimientos por la paz en los últimos cien años.
Tal como recoge la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), si nos remontamos a la Primera Guerra Mundial, encontramos casi 1.200 mujeres, tanto de países en conflicto como neutrales, que se unieron para protestar contra el conflicto bélico. Con el tiempo, crearon la Women’s International League for Peace and Freedom (WILPF), una organización que continúa activa hoy en día y que trabaja internacionalmente en diferentes asuntos, desde el desarme nuclear hasta los derechos humanos.

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Más adelante, durante la Guerra Fría, otros movimientos presionaron contra el almacenamiento y posible uso de armas nucleares. Como relata la OCDE, prueba de ello es, por ejemplo, la creación del grupo European Women Against Nuclear Armament (Mujeres Europeas contra el Armamento Nuclear), formado alrededor del 1960, y que organizó en Brunate (Italia) una conferencia sobre el papel activo de las mujeres durante la era atómica.
En la década de 1980, el movimiento mundial de mujeres por la paz se extendió por Europa, Estados Unidos, Canadá y Australia. Explica la OCDE que se hicieron campamentos de mujeres por la paz, siguiendo el modelo de la experiencia de Greenham, en al menos 11 países. Asimismo, estos movimientos pacifistas tuvieron mucha presencia en la República Democrática Alemana y contribuyeron a la caída del muro de Berlín.
Fueron precisamente el campamento pacifista de Greenham Common (Greenham Common Women’s Peace Camp), junto con otros grupos similares, los que decidieron en 1982 que era el momento de poner en valor el trabajo que esta parte de la población había realizado y realizaba por la consecución de la paz. Con este fin, establecieron que el 24 de mayo sería el Día Internacional de la Mujer por la Paz y el Desarme. Con ello, pretendían en gran parte rendir homenaje a sus precursoras que habían trabajado incansablemente por la paz.

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Las reivindicaciones de estas defensoras no han cambiado mucho desde la formación de la WILPF. En su manifiesto del 24 de mayo de 2021, la asociación remarcó los efectos devastadores que tenía la violencia armada: «Las armas convencionales y su munición no solo matan: ponen en riesgo las vidas y los hogares, erosionan la cohesión de las comunidades y perpetúan la codicia, la corrupción, la pobreza y la inseguridad».
Además, denunció la prioridad que daban los gobiernos a la violencia armada en detrimento de la seguridad humana «escudándose en la idea equivocada de que la paz se consigue protegiéndonos con armas, invierten casi tres billones de dólares anuales en su desarrollo y, aproximadamente, 200.000 millones en el comercio mundial de armas». Ante esto, reclamó que los mismos gobiernos actúen «con urgencia para abordar las terribles consecuencias de las armas en las vidas y la seguridad humanas, y trabajar para lograr un futuro de paz, igualdad y justicia para todos».
Aparte de la WILPF, en la actualidad son incontables los ejemplos de organizaciones de mujeres a nivel regional, nacional e internacional que se centran en la construcción de la paz y el desarme. Y siguen siendo necesarias. Como explican desde el Instituto Nacional de Mujeres de México, este día resulta esencial para concienciar «sobre la importancia de la desmilitarización de la sociedad, la situación que viven las mujeres en los conflictos armados, los esfuerzos que hacen para la construcción de una cultura de paz, y convocar a los Estados a apoyar y fortalecer las iniciativas desarrolladas por las mujeres en favor de los derechos humanos».
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