L’Agenzia internazionale delle Nazioni Unite per la tutela dei diritti dell’infanzia (Unicef) segnala che, tra gennaio e giugno 2023 sono morti ben 289 bambini, ovvero una media di 11 bambini a settimana, lungo la rotta migratoria del Mediterraneo centrale. Si tratta del doppio di decessi rispetto ai primi 6 mesi del 2022. Inoltre, l’Agenzia ha registrato 11.600 bambini, ovvero una media di 428 a settimana, che hanno raggiunto le coste italiane dal Nord Africa dal gennaio 2023. Anche in questo caso si tratta di un numero più che doppio rispetto all’anno precedente.
Ma la morte non è l’unico pericolo che corrono i bambini costretti a intraprendere la rotta migratoria del Mediterraneo centrale, una delle più letali per i minori. Possono anche subire «minacce o atti di violenza», essere separati dalle loro famiglie o vivere situazioni come «raid o detenzione di immigrati». Tutto questo, a sua volta, significa «mancanza di opportunità educative o di futuro», secondo l’organizzazione.
Inoltre, molti di loro intraprendono questi viaggi da soli, senza genitori o tutori legali. Infatti, nei primi tre mesi del 2023, fino a 3.300 di coloro che hanno intrapreso questo viaggio (più del 70%) lo hanno fatto senza accompagnatore. Questo espone loro a un rischio ancora maggiore di sfruttamento, abuso e violenza. In più, le bambine e ragazze che viaggiano in queste circostanze, osserva l’Unicef, hanno maggiori probabilità di «subire violenza prima, durante e dopo il viaggio».

I migranti arrivano nell’enclave spagnola di Ceuta, vicino al confine tra Marocco e Spagna, mercoledì 19 maggio 2021. (AP Photo/Bernat Armangue)
Si tratta di morti evitabili, ha osservato Vera Knaus, responsabile dell’UNICEF per le migrazioni e gli spostamenti, e ne ha indicato due cause principali. Da un lato, «emergenze complesse, conflitti e rischi climatici che spingono i bambini ad abbandonare le loro case» e, dall’altro, «la mancanza di un’azione politica che consenta un accesso sicuro all’asilo e che protegga i diritti e le vite dei bambini, indipendentemente dalla loro origine o dal modo in cui viaggiano». La carenza di canali sicuri di movimento, così come la mancanza di accesso alla protezione nei Paesi in cui transitano e «l’insufficienza e lentezza delle operazioni di ricerca e salvataggio» aggravano i rischi a cui sono esposti i bambini e le bambine, ha sottolineato l’esperta.
Pertanto, i governi dei diversi Paesi hanno la responsabilità di prevenire queste morti e di salvaguardare la vita, la salute e l’integrità dei bambini che attraversano il Mediterraneo. Tra le misure che dovrebbero adottare, osserva l’Agenzia, vi è il rafforzamento del coordinamento delle operazioni di ricerca e salvataggio in mare, nonché la garanzia di un rapido sbarco in luoghi sicuri. Inoltre, è importante aprire vie sicure, legali e accessibili ai bambini per cercare protezione e ricongiungersi con le loro famiglie, «ampliando l’accesso al ricongiungimento familiare, al reinsediamento dei rifugiati o ad altri visti umanitari».
Allo stesso modo, i media non possono continuare a rimanere sordi a questa situazione allarmante. Secondo Knaus, questo problema non è sufficientemente presente nell’agenda mediatica, «si potrebbe dire che il mondo sta deliberatamente ignorando ciò che sta accadendo […]. I bambini non muoiono solo davanti ai nostri occhi; muoiono anche mentre noi sembriamo tenere gli occhi chiusi – afferma. Centinaia di bambini stanno annegando nell’inazione del mondo».
(Testo originale in spagnolo)
Cientos de menores han muerto en el Mediterráneo ante la inacción del mundo
El doble de niños y niñas han perdido su vida cruzando el Mediterráneo en el primer semestre de 2023 respecto al año anterior. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) advierte que probablemente el número real de víctimas sea mucho mayor, ya que muchos naufragios que se dan en este trayecto no dejan supervivientes o no se registran
Hasta 289 víctimas infantiles, es decir, una media de 11 niñas y niños a la semana son los que han fallecido entre enero y junio de este 2023 al realizar la ruta migratoria del Mediterráneo Central, según apunta UNICEF, el organismo internacional de las Naciones Unidas para la protección de los derechos de la infancia. Esto supone el doble de decesos respecto a los seis primeros meses de 2022. Además, la entidad ha registrado 11.600 niños y niñas, es decir, una media de 428 a la semana, que han llegado a las costas de Italia desde África del Norte desde enero de 2023. Una cantidad que, de nuevo, supone más del doble en comparación con el año precedente.
Pero la muerte no es el único peligro que hallan los niños y niñas que se ven obligados a iniciar la ruta migratoria por el Mediterráneo central, una de las más letales para la infancia. También es posible que sufran «amenazas o actos de violencia», se vean separados de sus familias, o padezcan situaciones como «redadas o detención de inmigrantes». Todo esto supone, a su vez, «una falta de oportunidades educativas o de futuro», apuntan desde el organismo.
Además, gran parte de ellos hacen estos trayectos solos, sin progenitores o tutores legales. De hecho, durante los tres primeros meses de 2023, hasta 3.300 de los que realizaron este recorrido (lo que suponía más del 70%), lo hicieron sin ningún acompañamiento. Una situación que los expone incluso a un mayor riesgo de explotación, abusos y violencia. Asimismo, las niñas que viajan en estas circunstancias, señala UNICEF, tienen más probabilidad de «sufrir actos de violencia antes, durante y después del viaje».

Minori non accompagnati entrati in Spagna sono raccolti fuori da un magazzino utilizzato come rifugio temporaneo nell’enclave spagnola di Ceuta, vicino al confine tra Marocco e Spagna, mercoledì 19 maggio 2021. (Foto AP/Bernat Armangué)
Se trata de muertes evitables, anotó la responsable de Migración y Desplazamiento de UNICEF, Vera Knaus. La delegada señaló dos causas principales que las provocan. Por un lado «las emergencias complejas, los conflictos y los riesgos climáticos que expulsan a los niños de sus hogares» y, por otro, «la falta de acción política para permitir el acceso seguro al asilo y proteger los derechos y la vida de los niños cualquiera que sea su origen o su modo de viaje». Y es que la escasez de vías para poder desplazarse con seguridad, así como la falta de acceso a la protección en los países por los que se transita y «la insuficiencia y lentitud de las operaciones de búsqueda y rescate», agravan los riesgos a los que se exponen los niños y niñas, señaló la experta.
Por ello, los gobiernos de los diferentes países tienen una responsabilidad a la hora de evitar estas muertes y salvaguardar la vida, salud e integridad de los niños que cruzan el Mediterráneo. Entre las medidas que deberían tomar, apunta el organismo, están la intensificación en la coordinación de las operaciones de búsqueda y rescate en el mar, así como la garantía del rápido desembarco en lugares seguros. Además, resulta importante abrir vías seguras, legales y accesibles para que los niños busquen protección y se reúnan con sus familias, «mediante la ampliación del acceso a la reunificación familiar, el reasentamiento de refugiados u otras visas humanitarias».
Asimismo, los medios de comunicación no pueden continuar haciendo oídos sordos ante esta alarmante situación. En opinión de Knaus, este problema no está suficientemente presente en la agenda mediática, «se podría decir que el mundo ignora deliberadamente lo que está sucediendo». En este sentido, apunta: «Los niños están muriendo no sólo frente a nuestros ojos; se mueren también mientras nosotros parecemos mantener los ojos cerrados. Cientos de niñas y niños se están ahogando en la inacción del mundo».
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